Contexto político
La intervención directa de Estados Unidos en el conflicto entre Israel e Irán marca un punto de quiebre en el equilibrio de poder en Medio Oriente. Desde hace décadas, Washington había optado por una política de disuasión indirecta, con presencia militar estratégica y apoyo logístico a Israel, pero sin cruzar la línea del combate activo. El ataque del 21 de junio contra instalaciones iraníes rompe con esa tradición y, según analistas internacionales como Gilberto Conde (Colmex, entrevistado por France24), sitúa a EE.UU. como actor beligerante, no sólo como aliado.
Repercusiones económicas
La región del Golfo Pérsico, clave en el comercio mundial de petróleo y gas, podría entrar en una fase de inestabilidad prolongada. El riesgo de cierre del Estrecho de Ormuz o de ataques a refinerías, oleoductos o rutas marítimas puede provocar un alza sostenida en los precios de la energía. A nivel bursátil, se anticipa volatilidad en los mercados internacionales, con reacciones negativas en los principales índices europeos, asiáticos y norteamericanos.
Evaluación militar
El involucramiento estadounidense eleva el nivel del conflicto desde una guerra regional a una amenaza de confrontación a escala mayor. La utilización de bombas antibúnker GBU-57 y misiles Tomahawk sobre territorio iraní sugiere una operación quirúrgica pero de gran poder destructivo. Israel, por su parte, ha ejecutado operaciones complejas simultáneas en múltiples frentes. Irán, con sus capacidades balísticas y de guerra asimétrica (a través de grupos aliados como Hezbollah o los hutíes), podría responder de forma descentralizada y prolongar el conflicto en múltiples escenarios.
Momento a momento: escalada militar entre Irán, Israel y EE.UU.
13 de junio – Primer golpe: ofensiva israelí
Israel lanza una ofensiva múltiple contra las instalaciones nucleares de Irán, localizadas en Fordo, Natanz e Isfahán. El ataque incluye drones, bombarderos y armamento de alta precisión. Según fuentes militares israelíes, el objetivo fue evitar que Irán avance en su programa nuclear. Además, se reporta la eliminación de altos mandos del programa de misiles balísticos iraníes.
13 de junio (tarde) – Respuesta iraní
Horas más tarde, Irán activa su represalia: lanza más de 150 misiles balísticos y 100 drones de ataque en dirección a objetivos estratégicos en Israel. La mayoría son interceptados por el sistema antimisiles Cúpula de Hierro, con apoyo del sistema THAAD proporcionado por EE.UU. La operación es bautizada como “Promesa Verdadera III” por Teherán.
14-20 de junio – Alta tensión y diplomacia fallida
A lo largo de la semana siguiente, múltiples actores internacionales, entre ellos Alemania, Francia, Rusia, China y Turquía, hacen llamados a una desescalada inmediata. Las gestiones diplomáticas fracasan ante la retórica confrontacional de ambas partes. Irán niega haber atacado a civiles israelíes, mientras acusa a EE.UU. de fomentar un “estado de guerra”.
21 de junio – EE.UU. entra en combate
En un mensaje televisado, el presidente estadounidense confirma el inicio de una ofensiva aérea contra instalaciones iraníes, calificándola de “respuesta necesaria”. La operación incluye:
Lanzamiento de misiles Tomahawk desde destructores en el Golfo Pérsico.
Uso de bombas antibúnker GBU-57 contra instalaciones subterráneas.
Interrupción de comunicaciones militares iraníes a través de ciberataques dirigidos.
El presidente afirma que “Estados Unidos no puede permitir un Irán nuclear” y que “la paz se logrará desde una posición de fuerza”.
22 de junio – Escenario internacional en alerta
Rusia y China reaccionan con preocupación. Moscú califica el ataque estadounidense como “una violación flagrante del derecho internacional” y llama a consultas en el Consejo de Seguridad de la ONU. En Europa, la situación es interpretada como una amenaza directa a la seguridad regional. El precio del barril de petróleo Brent sube un 11 % en las últimas 24 horas.
¿Un camino irreversible hacia la guerra global?
Las declaraciones de líderes internacionales plantean un escenario de posible escalada global. Vladimir Putin advirtió que una “intervención prolongada” de EE.UU. podría desencadenar un conflicto a gran escala con consecuencias imprevisibles. Desde Irán, el canciller Amir-Abdollahian señala que “toda base estadounidense en Oriente Medio ha pasado a ser un objetivo legítimo”.
El experto internacional Gilberto Conde, entrevistado por France24, sostiene que EE.UU. ya no actúa como moderador, sino como un “actor directo en una guerra que puede extenderse rápidamente”.
Conclusión
La intervención estadounidense convierte el conflicto entre Israel e Irán en una guerra con potencial de expansión regional e incluso global. Más allá del terreno militar, los efectos políticos, económicos y diplomáticos ya se sienten en el tablero mundial. La presión sobre otros países para definirse como aliados o adversarios podría replicar un escenario similar al de la Guerra Fría. Mientras tanto, el mundo observa con creciente inquietud cómo se reconfigura el equilibrio estratégico en Medio Oriente.