Por más de medio siglo, el satélite ruso Kosmos 482 ha orbitado la Tierra silenciosamente como un recordatorio del inicio de la carrera espacial. Ahora, su historia llegará a un dramático final: entre el 8 y el 11 de mayo de 2025, la nave reingresará a la atmósfera terrestre, en un fenómeno que es seguido de cerca por agencias espaciales de todo el mundo.
Lanzado el 31 de marzo de 1972 por la entonces Unión Soviética, el Kosmos 482 fue concebido como una sonda para explorar Venus. Sin embargo, una falla en su sistema de propulsión impidió que escapara del campo gravitacional terrestre, condenándolo a una órbita baja que, con el paso de las décadas, se ha ido degradando. Lo que alguna vez fue una misión de exploración interplanetaria terminó convirtiéndose en chatarra espacial atrapada en el entorno cercano a nuestro planeta.
El satélite tiene aproximadamente un metro de diámetro y una masa de 495 kilogramos. Su estructura fue diseñada para soportar las extremas condiciones del descenso en la atmósfera de Venus, por lo que es posible que gran parte del artefacto sobreviva al reingreso atmosférico y llegue prácticamente intacto a la superficie terrestre.
Riesgos y monitoreo internacional
Según los cálculos actuales, Kosmos 482 podría caer en cualquier lugar comprendido entre los 52 grados de latitud norte y sur, una zona que cubre gran parte de los continentes habitados y de los océanos del planeta. Aunque las probabilidades de que impacte en una zona poblada son bajas, los expertos no descartan esa posibilidad por completo. Si llegara a estrellarse en tierra firme, podría generar un cráter de hasta cuatro metros de diámetro y desplazarse a una velocidad cercana a los 240 km/h, con el consiguiente riesgo de daños materiales.
El reingreso será monitoreado de forma constante por agencias como la NASA, el Comando Espacial de EE.UU. (USSPACECOM) y Roscosmos, así como por observadores independientes. Factores como el clima espacial y la actividad solar podrían adelantar o retrasar la caída, lo que mantiene a los científicos atentos a cualquier variación en su trayectoria.
¿Un espectáculo visible?
Si el reingreso del Kosmos 482 ocurre durante la noche y sobre una zona visible desde tierra, podría ofrecer un espectáculo luminoso similar al de un meteoro, con una estela brillante que cruzaría el cielo antes de impactar. Aun así, las autoridades han asegurado que no se esperan consecuencias ambientales significativas, dado el tamaño y masa del objeto.
Un vestigio de la Guerra Fría
El Kosmos 482 no es solo un satélite errante: representa una época de ambición tecnológica, rivalidad ideológica y exploración espacial sin precedentes. Fue construido en paralelo al exitoso Venera 8, su sonda gemela, que sí logró alcanzar y estudiar Venus en agosto de 1972. Su gemelo fallido, en cambio, permaneció dando vueltas a la Tierra, esperando silenciosamente su destino.
A más de 50 años de su lanzamiento, el inminente regreso del Kosmos 482 es un recordatorio del legado que la era espacial ha dejado en la órbita terrestre y de los desafíos que aún persisten en la gestión de objetos artificiales fuera de control. Su caída es un evento raro, pero también una oportunidad para reflexionar sobre la sostenibilidad de nuestras actividades en el espacio y su impacto en nuestro propio planeta.