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Como Asamblea de Mujeres y Disidencias de Copiapó convocamos hoy a este Acuerpamiento Feminista por los dos años de desaparición de Catalina Álvarez Godoy.

Adolescente de 16 años desaparecida el 23 de junio de 2019 tras ir a una fiesta con sus amigas/os en el sector Placilla Morales en Copiapó. De regreso se sube al colectivo del femicida HUGO PASTÉN. En ese instante su madre la llamó y escuchó el llanto de socorro de su hija, quien la buscó sin cesar toda la noche.

El “Psicópata de Paipote”, (denominado así por la prensa), niega haber matado a Catalina, -según su declaración- la rapta para llevarla a su casa, pero la joven se habría lanzado desde el vehículo en movimiento, muriendo en el lugar por el golpe contra el pavimento. Sin embargo, se niega a entregar información del paradero de Catalina. Las pericias investigativas sostienen otra hipótesis, que Catalina es secuestrada y llevada a las afueras de la ciudad de Copiapó, donde es asesinada, violada y esconden allí su cuerpo. Hugo Pastén está imputado por delitos de homicidio de la mujer trans Sussy Montalván y del incendio de la vivienda en que residía. Y, del femicidio contra la joven boliviana Marina Cabrera, en el que encontraron restos de su cuerpo quemado en un pique minero.

A estos cruentos casos se suma, en el 2012 Fernanda Cortés es asesinada y violada, encontrada en un basural en las cercanía de Diego de Almagro. En 2016 Marta Bustos, es encontrada 10 días después de su desaparición por vecinas del sector, semienterrada, descuartizada y cubierta con cal, con antecedentes de una investigación fraudulenta. En 2018, Tanya Aciares salió de la casa de su abuela para nunca más volver. Y más reciente caso, Thiare Elgueda, quien el pasado 2 de noviembre de 2020, se dirigiría a la vecina comuna de Caldera y no llegó a su destino. Cada uno de todos estos casos, a la fecha continúan en completa impunidad.

Todo esto responde a una violencia institucional y estructural que impera en la región de Atacama, en el que son cómplices el Fiscal Regional Alexis Rogat Lucero, los fiscales a cargo de los casos, en particular Christian González Carriel, responsable del caso de Catalina Álvarez y de las jóvenes desaparecidas Tanya Aciares y Thiare Elgueda.

A esto se suma, los funcionarios de la Policía de Investigaciones [PDI], que, según las propias palabras de las familias allí implicadas,  culpan a las jóvenes y a sus familias, generando con esto un argumento para retrasar los procesos investigativos, con una evidente grosería, desidia y negligencia en su actuación profesional, aquí particularizamos al condecorado Subcomisario Félix Vega y al Inspector de la Brigada de Homicidios Fernando Badilla.

No podemos dejar de mencionar al reelecto alcalde de la ciudad de Copiapó, Marcos López, a quien al parecer no le importa que desaparezcan, maten y violen a las mujeres en su propia comuna. No lo hemos visto pronunciarse públicamente de los casos de las jóvenes desaparecidas, del aumento de los casos de raptos y violencia intrafamiliar, de las medidas de seguridad en el servicio de locomoción colectiva, de la instalación de cámaras de vigilancia y alumbrado público, etc.

Es así que, vestidas de negro nos acuerparnos con luto y con rabia, como un acto de resistencia e indignación frente a los embastes de la injusticia patriarcal que abunda en nuestra territoria, la que se ha ido normalizando cada día, ya que al parecer solo le importa a quienes se ven afectados/as directamente, a sus familias, sus madres, quienes son mayoritariamente las que buscan y gritan por justicia.

Desde nuestra actuancia feminista de vivir en esta territoria, cansadas, hartas de ser testigas de esta violencia estructural e institucional levantamos nuevamente la consigna “Atacama no es un territorio seguro para las mujeres”, y allí junto a las muchas vulneraciones y violencias que sufren nuestras cuerpas, revindicamos nuestras luchas y pulsamos desde nuestra memoria ancestral para ser libres, felices y sin miedo de habitar y transitar por esta territoria.

ASAMBLEA DE MUJERES Y DISIDENCIAS DE COPIAPÓ

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