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La comunidad de La Minga informó en sus redes sociales que se deterioró el estado de salud del sacerdote Mariano Puga, más conocido por su apodo del “cura obrero”.

Con profunda tristeza, la Comunidad de La Minga informó en redes sociales el deteriorado estado de salud del padre Mariano Puga, conocido como el “cura obrero” por su férrea defensa a los Derechos Humanos durante la Dictadura de Augusto Pinochet.

Cabe recordar que Mariano Puga confirmó el año 2019 que padece un cáncer linfático que lo tenía a muy mal traer y que se pudo observar el pasado 28 de febrero, cuando ofició una misa por los presos del estallido social, en el frontis del Centro de Justicia.

Pa’ los amigos y amigas, en especial pa’ aquellos con los que Mariano ha intencionado relacionarse en su vida, los sencillos, los a pie, las y los excluidos. Pa’ aquellos que no podrán leer este breve mensaje, contarles que nuestro amigo está en agoníay que agradece y abraza el amor amado que le han brindado, el mismo querer que pide comprender, que en oración y espíritu está y estará en comunión con ustedes”, comenzó el mensaje.

Se siente feliz de presentir que está ahí, cerquita de una de sus grandes pasiones, además de ser y estar con el Pueblo, estar en Jesús de Nazareth”, prosiguió.

La misiva termina diciendo que “queremos irnos a La Minga, tranquilos de que todas y todos podremos acompañar este querer en paz”.

El padre Mariano Puga, de 88 años, pasa sus últimas horas junto a sus más cercanos y se espera su deceso en cualquier momento, en una noticia que de seguro enlutará a todo Chile.

El sacerdote escribió su último mensaje en el sitio web del Comité de Defensa y Promoción de Derechos Humanos de La Legua, donde hizo memoria por “los familiares de los asesinados, presos políticos, enceguecidos, callados y encarcelados producto de la protesta social desde el 18 de octubre hasta ahora. Hicimos también memoria de los carabineros heridos, de comerciantes y de gente de los vecindarios que han sido atropellados en sus derechos, de los que han sido atentados y violentados”.

CARTA ESCRITA DESDE EL HOSPITAL EL 03 DE MARZO:

Hermanos curas,

El pasado martes a las 10:30 hrs en las afueras del Centro de Justicia de Santiago, celebramos la Cena del Señor Jesús entre cientos de personas quienes soñamos un Chile distinto. En especial con los familiares de los asesinados, presos políticos, enceguecidos, callados y encarcelados producto de la protesta social desde el 18 de octubre hasta ahora. Hicimos también memoria de los carabineros heridos, de comerciantes y de gente de los vecindarios que han sido atropellados en sus derechos, de los que han sido atentados y violentados. “Todo lo que le hiciste a tu hermano más pequeño, a mí me lo hiciste” (Mt 25).

Al conocer la realidad sociopolítica de los familiares de las víctimas noté que muy pocos de ellos se sentían en comunión de Iglesia, aunque muchos admiran a Jesús y su mensaje. Esa es la primera impresión que me llevo. Nunca me había tocado la experiencia de una “Iglesia en salida” que exigía una improvisada catequesis de la Eucaristía para ese mundo.

El papa Francisco nos dijo: “la Eucaristía no es un premio para los buenos, sino la fuerza para los débiles” y así lo repetí con todas mis fuerzas. La segunda impresión que me llevé fue ver la cantidad de personas que comulgaron el cuerpo y la sangre del justo, de Jesús de Nazaret.

durante estos meses habíamos tratado de comulgar con el cuerpo de Cristo, perdigoneado , dañado, mutilado, asesinado… ¿No era consecuente comulgar con el cuerpo de Cristo?…. “quien come el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia condenación” (1 Cor 11, 27).

Con dolor me tocó percatarme que éramos solo dos los presbíteros quienes estábamos compartiendo la Cena del Señor con esa masa de gente. ¿Qué es eso? ¿Es esa la Iglesia en salida que nos pide el querido papa Francisco?

Después de tanta solidaridad compartida, con estos hermanos crucificados… ¿Se justifica que solo dos presbiteros hayan acompañado a ese PUEBLO el día que denunciábamos su dolor? “¿De qué vale la fe si no tiene obras?” (St 2, 14), ¿Con qué Cristo comulgamos?

Fraternalmente.

Mariano Puga, cura obrero.

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