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Como violaciones a los derechos humanos calificaron los integrantes de la Comisión ad hoc del Senado, los abusos de los que fueron víctimas dos profesoras de Copiapó, quienes denunciaron una brutal experiencia sufrida tras ser detenidas el pasado miércoles 19 de junio, en el marco de una manifestación que realizaban en el exterior del casino Antay en la Región de Atacama.

Se trata de Paulina Cuadra Varela y María José Cailly, quienes fueron invitadas por la senadora Yasna Provoste a la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía a la última sesión, en la que también intervinieron el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar; y el General Director de Carabineros, Mario Rozas.

Tras escuchar a los involucrados, el presidente de la Comisión, el senador Alejandro Navarro enfatizó la necesidad de investigar el hecho y asegurar que se actuará con total transparencia y rigurosidad, tanto en el sumario interno que hará Carabineros como las indagaciones del Ministerio Público. Asimismo, insistió en que “no se cumplieron los protocolos tendientes a restablecer el orden en manifestaciones porque se aplicó una violencia excesiva injustificable”.

Las afectadas aseguraron que ese día estaban manifestándose pacíficamente en un bandejón central ubicado afuera del citado casino, donde estaba el presidente Sebastián Piñera en el marco de una visita oficial. Plantearon que estaban llamando la atención de la ciudadanía en  la movilización nacional del magisterio iniciada en 3 de junio pasado.

Ambas describieron que fueron atacadas por el carro lanza aguas de Carabineros, que les provocó graves lesiones en la piel del rostro; y luego, ingresadas al carro policial. Al interior de éste, comentaron que fueron golpeadas e insultadas tal como se tratara de delincuentes.

María José Cailly explicó que en la comisaría respectiva, “mandan a llamar a una carabinera, quien me ordena entrar a un calabozo y sacarme toda la ropa. Yo entré en pánico y me puse a llorar. Ella no me escuchaba y seguía diciéndome que me sacara todo. Ella se ponía un guante de látex en una mano, lo que más inquietud me provocaba”.

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