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Columna de opinión del Dr. Marcelo Arancibia Herrera, académico del Instituto de Ciencias de la Educación de la UACh.

A riesgo de ser reiterativo: vivir un tiempo inédito requiere respuestas originales, que no sabemos si serán las correctas, sin embargo, es ahora cuando más se necesita experimentar. Planteo algunas reflexiones que permitan sustentar con relativa certeza algunas acciones:

  1. La familia siendo un dispositivo cultural fundamental no es quien debiera asumir la responsabilidad de “educar”, baste la evidencia levantada en estos días que hace manifiesta la diferencia entre familias y su “potencial educador”, las habitaciones, tecnologías, capacidades no se distribuyen equitativamente. La sociedad es responsable de educar a sus integrantes.
  2. Los usos educativos de Tecnologías suponen tener capacidades para que el recurso sea bien utilizado. Nuestros jóvenes, niñas, niños, el profesorado no han sido preparados para sobrellevar espacios de instrucción formal mediadas por entornos virtuales, más complicado cuando quien debe apoyar el estudio en casa es “la familia” que en muchos casos se encuentra desprovista de herramientas pedagógicas para atender este llamado.
  3. Redefinir el currículo en las escuelas, dotar de flexibilidad curricular, pensar en su contextualización, espero sea uno de los grandes aprendizajes para las organizaciones escolares, gobiernos, directivos y sostenedores tras la pandemia.
  4. La relación pedagógica es lo central, los recursos tecnológicos son un medio coyuntural, por tanto, todo lo que se planifique u organice debe considerarse temporal, preparatorio, complementario, útil para llevar mejor el aislamiento, no como “tarea” escolar. No debe planificarse como si fuera la escuela puesta en una plataforma digital.
  5. Volver a clases no asegura volver a la normalidad. Lo recomendable es un calendario de reingreso alternado y progresivo por niveles. El rencuentro debe centrarse en la persona y su estado integral, la estabilización emocional y afectiva que asegure la salud física y psíquica de estudiantes y profesores.
  6. No hay respuestas uniformes o replicables a toda la población escolar. Se debe confiar en las decisiones profesionales situadas del profesorado.

Es apresurado especular respecto del retorno a la normalidad, se debe avanzar paso a paso pausadamente, sin premura, pues por ahora el COVID-19 lo único que ha confirmado son las profundas desigualdades educativas que existen en Chile.

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