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Sudamérica es la región con los peores registros en esta pandemia de covid-19 en el mundo, con las olas más mortíferas y el acumulado de fallecidos por esta enfermedad más alto del planeta.

La nueva variante de Covid-19 terminó por complicar las fiestas de fin de año y significó el retorno de confinamientos, nuevas restricciones y el temor a que la rápida propagación de la cepa africana colapse los sistemas sanitarios, como en las primeras olas del virus.

Cuando gran parte del mundo resiste a los embistes del Covid-19, la nueva variante ómicron pone en jaque a los países que observan con preocupación cómo a medida que siguen aumentando los contagios la presión a los sistemas sanitarios y un eventual colapso podrían terminar reviviendo los peores escenarios de la pandemia. Para evitar cualquier complicación, especialmente cuando algunas zonas están superando récords de contagios y previo a las festividades de fin de año, los gobiernos están rápidamente reactivando cuarentenas y restricciones sanitarias, incluso algunos han optado por la obligatoriedad de las vacunas o autorizar nuevas dosis de refuerzo.

Hace tan solo un mes, ómicron fue detectada en África y su velocidad de propagación impactó a la comunidad científica, ya que avanzó a un paso que le permite tener presencia actualmente en al menos 110 países. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en “cuestión de dos o tres días” la cepa dobla los contagios a su paso. De acuerdo al diario británico The Guardian, más de 5.400 vuelos a lo largo del mundo fueron cancelados durante el reciente fin de semana.

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