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La comuna de Freirina fue bendecida con sus atractivos naturales; en justicia es el corazón ecológico del Desierto Florido, que con enigmática frecuencia y asombrosa persistencia se hace sentir en sus lomas, arenales y montañas, toda una biodiversidad estalla incontenible allí, en colores y multitud de formas de vida; sus antiguos caminos mineros y crianceros preexistentes facilitan el acceso para el turista informado y para el neófito, su ubicación privilegiada, en la porción sur de la región de Atacama, con lluvias estacionales más abundantes, genera formaciones florales más complejas y diversas a las que se perciben en la porción norte de nuestra región, lo que redunda en un mayor interés y belleza paisajística. Junto a sus bellos paisajes, la presencia precolombina se manifiesta, en petroglifos y pinturas rupestres, que en colores ocres, negros, rojos y blancos, se asoman tímidos entre los improvisados atriles de piedra, mostrando escenas de caza, de domesticación de animales, antiguos rituales y mapas ruteros, con que los antiguos caminantes del desierto semi árido desde temprano se orientaron en las noches, en su eterno deambular, siguiendo esas indicaciones y las estrellas que dominaron la noche huasquina, generando hoy un turismo de tipo arqueológico, de vivo interés en la comunidad científica y en los interesados en el rico acervo indígena de nuestra zona. Hace unas décadas atrás en Vallenar se rumoreaba que en la costa de Freirina, al sur del valle del Huasco, se aparecían ballenas de vez en cuando, nadie daba mucho crédito a esas palabras, las cámaras fotográficas no estaban tan al alcance de la mano como hoy en día y muy escasas personas habitaban en esos recónditos parajes de nuestro valle, pero era un comentario recurrente; la misma zona de Chañaral de las Aceitunas, como se llamaba originalmente esa caleta, era casi desconocida para la mayoría de los habitantes más citaditos, e incluso de nuestro propio valle. Esa caleta, junto a Bahía Sarco y Carrizalillo, fueron parte relevante de las coloniales encomiendas españolas en nuestra zona y fueron muy relevantes enclaves ligados a la agricultura y, principalmente, a la minería en gran escala que presentó la comuna de Freirina en los siglos XIX e inicios del siglo XX; luego su propiedad fue concentrada en poquísimas manos privadas, que cubrieron de olvido esos hermosos lugares. Solo pescadores y mariscadores de orilla se acercaban a esos parajes costeros, extrayendo valiosos y deliciosos recursos marítimos, que eran vendidos luego en los centros poblados de la III y IV región, junto con esos productos llegaban las historias inverosímiles de ballenas, pingüinos y delfines, en el límite entre la leyenda y la ciencia. Hoy, la Caleta Chañaral de Aceituno (como se la llama en la actualidad), ha ganado notoriedad pública, fruto de variados programas de televisión y reportajes en la prensa nacional; sin embargo son muchas las personas que aún no conocen ese lugar; uno de los problemas centrales que explicaban esa situación, fue, precisamente, que su propiedad estaba en entredicho, entre privados de gran fortuna y sus habitantes tradicionales; situación que ya va en camino de solución definitiva, posibilitando ahora la inversión pública en la caleta; la que ya es perceptible, con su nuevo alumbrado eléctrico, su señal de telefonía celular y otras obras de infraestructura, como una nueva junta de vecinos y multicancha de pasto sintético, obras de inversión pública que han ido sacando a la caleta de su anterior fisonomía de atraso y estancamiento, todo lo cual posibilitará que se consolide como el destino turístico y natural más importante de la provincia del Huasco, rivalizando mano a mano con Bahía Inglesa, en la provincia de Copiapó.

Otra muy buena noticia para esa zona, es la reparación del camino que la une con la carretera norte sur, en específico en el tramo Domeyko – Carrizalillo – Caleta Chañaral de Aceituno, facilitando el acceso para todo tipo de vehículo, por si esto fuera poco, recientemente supimos de un nuevo transporte público, que diariamente une de ida y de vuelta a la Caleta con Vallenar y sus intermedios, con lo que la conectividad terrestre periódica está ya asegurada. De esta manera, la Caleta Chañaral de Aceituno está dejando de ser un enclave semi cerrado, de difícil acceso, donde sus maravillas naturales, culturales y gastronómicas están al alcance de todas las personas que deseen vivir la experiencia inolvidable de visitar y deslumbrarse con esos lugares de ensueño. Por si fuera poco, en el presente año se viene hablando de generar un nuevo tipo de turismo minero, principalmente proyectado para la porción norte de Atacama, sin embargo Freirina es rica también en vestigios de las antiguas épocas de desarrollo minero: Labrar, Capote, Quebradita, San Juan de Astillas, El Morado, Sarco, Peña Blanca, El Igirio, por nombrar solo algunas, dan testigo de esas épocas pretéritas, donde la minería constituyó la viga maestra en que se asentó el desarrollo económico de la zona, su presencia de metal aún se percibe entre aguadas de crianceros y guanacos errantes, siendo fáciles de visitar y por momentos presentir lo que en esos antiguos centros mineros se vivió, reconstruir su vida interna, sus derrumbadas iglesias, escuelas, hospitales y teatros, donde multitudes de personas se emplearon y desarrollaron sus vidas; un tipo de turismo semejante al que se ha ensayado con las salitreras del norte grande de Chile, pero más cercano geográficamente, con más elementos a la vista, con herederos vivos que cuentan y recuerdan el antiguo modo de vida de cada uno de esos importantes lugares. En suma, Freirina cuenta con variados atractivos turísticos, todo ello unido con la proverbial belleza de su entorno, sus productos típicos, su gastronomía local, la antigua cultura de sus actuales habitantes, enraizados a los primeros pobladores precolombinos, que generan un escenario de auténtico turismo ambiental, arqueológico, minero y gastronómico, donde la cultura de sus habitantes es el centro, la argamasa que une tiempos y mundos diferentes y que a nuestro juicio debería ser la llave de oro en que se apoye la comuna de Freirina para su desarrollo futuro.

Fuente El Noticiario del Huasco

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