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El cambio climático ha sido relacionado con diversos eventos y catástrofes ambientales en las ultimas décadas, lo que ha afectado significativamente la vida de las personas, principalmente las más vulnerables. Estos eventos incluyen un aumento significativo de las temperaturas y del número de días con calor extremo, además de una reducción de la cantidad de lluvia. Solo en 2021, por ejemplo, hubo récord de temperatura desde Futaleufú hasta la región de Magallanes, llegando a 3°C de diferencia respecto a su promedio. Además, este se posicionó como el segundo año más seco de la historia, con un 43% de déficit.

El número de personas mayores en Chile crece cada año, y actualmente representan un 18% de la población del país. Si bien las temperaturas extremas pueden afectar a cualquier persona, este grupo es más vulnerable a problemas de salud relacionados con el calor ya que tienen mayor dificultad de adaptarse a los cambios repentinos de temperatura comparado con personas más jóvenes. Esto puede ser debido a ciertos medicamentos, enfermedades crónicas, o por una menor cantidad de masa muscular y de grasa corporal, principalmente en las personas de 80 años o más.

La exposición continua al calor extremo genera deshidratación, quemaduras, y otras consecuencias a la salud, lo que requiere atención médica dependiendo del estado de la persona, ya que puede hasta llevar a la muerte. Los síntomas de un sobrecalentamiento pueden incluir el desmayo o mareos, náuseas, calambres, hinchazón en las piernas y los tobillos, reducción de la cantidad de orina, agotamiento, sudor extremo, piel fría y húmeda, y un pulso rápido. Un estado grave de deshidratación puede generar una falta total de orina, confusión, agitación o apatía, piel seca, pulso fuerte y rápido o débil y lento, dejar de sudar por la deshidratación extrema, y la muerte.

Para prevenir estos impactos, es muy importante beber líquidos más allá del habitual en los días de mayor calor, además de evitar el consumo de bebidas azucaradas, gaseosas, energéticas, y alcohol. Una alimentación liviana, rica en frutas y verduras, también ayuda a mantener la hidratación. Además, se sugiere enfriar el hogar, abriendo todas las ventanas durante la noche y cerrándolas durante el día, además de poner recipientes de agua en el ambiente de dormir para ayudar a enfriar el espacio. Al hacer actividad física y salir de casa, preferir horarios más frescos como antes de las 7 y después del atardecer. Las ropas y calzados deben ser ligeros, sueltos y de color claro para permitir mayor ventilación, y duchas frías o toallas mojadas en la piel son recomendadas si la temperatura sobrepasa los 35 grados. Se sugiere aún utilizar gorro que proteja del contacto directo con el sol y anteojos con filtro de protección solar, además de utilizar bloqueador solar con FPS al menos 30, y replicarlo cada 2 horas, en el caso de exposición directa al sol.

 

Dra. Déborah Oliveira, académica de Enfermería, académica de Facultad de Enfermería, Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.

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