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 Se esperaba un desempeño discreto, influido por un mes con más feriados de lo habitual y una alta base de comparación. Pero las cifras de actividad y empleo bien pudieran estar reflejando algo más profundo sobre la calidad de la recuperación económica.
El índice de producción industrial anotó una caída interanual de 3,2%, el peor desempeño en 17 meses, fuertemente influido por la caída en la producción manufacturera, que registró un descenso interanual de 5,4%. En el resultado de esta última incidieron las caídas en la industria alimenticia y farmacéutica. Por su parte, la producción minera se contrajo 1,3% -sumando tres caídas consecutivas-, afectada por la mantención de una importante planta del sector.
Los indicadores de empleo y desocupación no reflejaron señales mucho más alentadoras. Pese a que la tasa de desempleo (7,1%) se contrajo respecto del trimestre previo, registró un avance de 0,4 puntos porcentuales respecto de igual trimestre del año 2017. Este empeoramiento estuvo explicado por la débil generación de nuevos empleos, que registró un crecimiento interanual de 0,5% -equivalente a 43 mil nuevos puestos de trabajo-, el peor desempeño desde que existen cifras comparables (marzo de 2011). Más aún, el principal contribuyente fueron los empleos asalariados del sector público (+54 mil personas), por sobre los generados en el sector privado (+49 mil).
Con estos resultados, el Imacec de septiembre muy probablemente habría registrado un crecimiento en torno a 2%, encaminándose a marcar el peor registro del año, y cerraría el tercer trimestre con un aumento por debajo del 3% (con los datos preliminares sería el peor del año).
Estos resultados debieran servir de señal de alerta. Por un lado, es evidente que la cantidad de feriados de nuestro país es excesivamente alta, y pese a que ha habido esfuerzos por reducirlos, la política se ha encargado de trivializar la discusión. Pero más preocupante aún es el lento avance de las reformas que buscan apuntalar la economía. Es inquietante que las principales causas del rezago que muestra la actividad económica sean defendidas con tanto ahínco por sus creadores, que están logrando algo impensado al comienzo de esta administración: mantener las bases que caracterizaron el periodo de menor crecimiento de la economía chilena en más de tres décadas.

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