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Suele decirse que los dinosaurios se extinguieron porque no tenían un programa espacial.

Hace 66 millones de años, un asteroide de 10 kilómetros chocó contra la Tierra en lo que hoy es el golfo de México.

El impacto provocó una explosión dos millones de veces más potente que la de la Bomba del Zar, el ingenio soviético de 57 megatones lanzado el 30 de octubre de 1961.

Abrió un cráter de 200 kilómetros de diámetro, causó megatsunamis y un invierno nuclear, y acabó con el 75% de las especies.

Para que no se repita algo así, para que no sigamos los pasos de los dinosaurios, la Aeronáutica Nacional y Administración Espacial (NASA) y la Agencia Espacial Europea (ESA) ensayarán en 2022 el desvío de un asteroide, destacó un reportaje del diario El Heraldo, a propósito de conmemorarse este 30 de junio el Día Internacional de los Asteroides.

Esta fecha  se recuerda para celebrar cada año el aniversario del impacto de Tunguska, en Siberia (Federación de Rusia), ocurrido el 30 de junio de 1908, y para aumentar la conciencia pública sobre el peligro de impacto de los asteroides.

Para el ensayo del desvío de asteroide previsto para el 2022 el elegido es una roca de 160 metros de diámetro que gira alrededor de otra de 750 metros.

Este sistema binario, bautizado en 2003 como Didymos (“gemelo”, en griego), se considera a todos los efectos un objeto cercano a la Tierra, uno de los 20.000 cometas y asteroides que podrían cruzarse peligrosamente con la órbita nuestro planeta.

 

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