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Con esta iniciativa 40 familias han dado el paso de trasladarse a localidades despobladas, en busca de mejor calidad de vida.

Vivir en las grandes capitales del mundo generalmente no está asociado con calidad de vida.

El estrés, el alto costo de la vida y la contaminación ambiental son solo algunos de los inconvenientes que los habitantes de las grandes urbes deben enfrentar a diario hasta que llega un momento en que dicen: basta y buscan salidas creativas a su situación.

En esa búsqueda muchos españoles han encontrado en el camino el Proyecto Arraigo, una iniciativa que tiene como objetivo llevar personas de la ciudad al campo en una lucha contra la despoblación.

El Proyecto Arraigo nació en Soria de la mano de Enrique Martínez Pomar.

“En las Navidades de 2016, unos familiares me pidieron ir a visitar pueblos abandonados. Pasamos por Navabellida y esa visión me estremeció. Esa visita modificó mi vida”, reveló Martínez Pomar sobre un proyecto que se define como “un conductor de personas que quieren ir de la ciudad al campo”, reseñó el diario El Mundo.

En estos tres años, la idea ha cogido vuelo y se ha extendido de Soria a Madrid, Burgos, Salamanca y Segovia. “Buscamos pueblos a la medida de ambas partes, se consigue mucho más arraigo de esa manera”, apuntó Carmen Martínez, colaboradora financiera. Ya son 40 las familias que han dado el paso gracias a esta iniciativa y hay otras 500 esperando que les encuentren un proyecto adecuado.

 “Nosotros vivíamos en Embajadores (Madrid) en un loft de 35 metros cuadrados, cuando nació Bjorn sabíamos que teníamos que cambiarnos y, como está de moda la despoblación, pensamos en esto”, contó Sonia Medina.

Buscando por internet, llegaron al Proyecto Arraigo, rellenaron su ficha y, aunque estuvieron a punto de recalar en Soria, surgió la oportunidad de La Hiruela y el alcalde del pueblo les convenció.

“Argumentos para venir hay muchos: calidad de vida, salud física y mental… es vivir en un entorno privilegiado a una hora de Madrid”, comentó Ignacio Merino, regidor de una localidad que, antes de la llegada de dos parejas jóvenes entre la que están Sonia y Miguel Ángel, eran el pueblo más envejecido de la Comunidad de Madrid.

Y es que no se trata de encajar solamente a las familias en el pueblo, también hay que encajar el pueblo en las familias. El proceso de adscripción al Proyecto Arraigo comienza con una encuesta que rellena la familia a través de la página web del proyecto.

Posteriormente se les llama para realizar un primer contacto telefónico y una vez hecho entran en la bolsa de “urbanitas” como se les conoce a los aspirantes a cambiar de la ciudad al pueblo.

En paralelo, los responsables del Proyecto Arraigo van hablando con los alcaldes de las poblaciones que deseen colaborar para conocer cuáles son sus necesidades a la hora de buscarles la familia que mejor se adapte a sus vecinos.

La mayoría, como es lógico, quieren niños. “Aportan vitalidad y alegran el pueblo, te obligan a trabajar más para poder solucionar problemas que antes no tenías pero benditos problemas”, exclamó Merino.

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