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Este domingo asumió como nuevo presidente de Bolivia, Luis “Lucho” Arce, y en su discurso de investidura incluyó duras críticas al gobierno interino de Jeanine Áñez, al que acusó de pisotear la democracia e incluso de sembrar la muerte en el país.

Arce comenzó su intervención ante la Asamblea Legislativa de Bolivia denunciando que hace un año se «escamoteó la voluntad popular» expresada en las urnas. El nuevo mandatario fue electo por una amplia mayoría en las elecciones bolivianas del mes pasado, que se repitieron un año después de ser anuladas las que habían dado entonces ganador para un cuarto mandato consecutivo a Evo Morales, entre denuncias de fraude a su favor que siempre ha negado.

Aquel Golpe de Estado, como lo califica el partido de ambos, Arce y Morales, el Movimiento al Socialismo (MAS), dio lugar al gobierno interino de Áñez, a quien el nuevo presidente no citó expresamente en su discurso.

El nuevo mandatario boliviano calificó de «guerra interna» lo que denunció como una persecución sistemática contra los más humildes, acusando a Áñez de sembrar «la muerte, el miedo, la discriminación», con un gobierno «ilegal e ilegítimo» que persiguió al MAS.

Ese día del año pasado asumió Jeanine Áñez, entonces una senadora opositora, después de que dos días antes Morales anunciara su renuncia denunciado que era forzado por presiones de militares y policías, entre otras.

Luis Arce aseveró que gobernará “sin odio, pero con justicia, con un gobierno para todos, sin discriminación”.

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