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Un sismo de 7,1 grados en la escala Ritcher sacudió ese sábado (13.02.2021) el este de Japón y se notó con fuerza en Tokio, sin que las autoridades niponas activaran por el momento la alerta de tsunami.

El temblor, registrado concretamente a 90 kilómetros de la localidad de Namie, con hipocentro a 54 kilómetros de profundidad, se ha percibido en la capital del país, Tokio. Al menos 20 personas han resultado heridas como consecuencia del terremoto. La mayoría de las lesiones se produjeron por caídas, según recoge la agencia de noticias japonesa Kyodo, que cita además a la Agencia de Regulación Nuclear de Japón que asegura que no ha recibido ningún informe anormalidades en las centrales nucleares de Fukushima I y Fukushima II. La agencia ha informado además de al menos nueve réplicas por encima de la magnitud 4 en la escala de Richter.

La zona fue escenario en el 2011 de la mayor catástrofe natural de la historia reciente de Japón, cuando un seísmo de magnitud 9 y la posterior ola gigante dejó 15.897 fallecidos y provocó una crisis radiactiva sin precedentes en la central nuclear de Fukushima.

A pesar de que de momento el terremoto no parece haber arrojado daños de consideración, el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, ha convocado una reunión extraordinaria de su gabinete de emergencia.

Tampoco la planta nuclear de Tokai ha registrado problema alguno durante el terremoto y opera con normalidad, según un comunicado recogido por la cadena pública japonesa NHK.

En torno a 950.000 viviendas se han quedado sin suministro eléctrico en a raíz del terremoto en diversas áreas del país, según los datos ofrecidos por las compañías operadoras. Además, varias líneas de trenes de alta velocidad (shinkansen) que operan en el noreste de Japón han suspendido sus operaciones debido a los apagones.

En Fukushima y Miyagi se han registrado varios incendios, uno de ellos en una fábrica, así como una avalancha de tierra sobre una autopista que podría haber dejado coches atrapados, según los medios nipones, que también recogen un balance temporal de una decena de heridos en incidentes relacionados con el seísmo.

Según la revista ‘Science’, los seísmos en el noreste del Pacífico van a repetirse habitualmente por la propia naturaleza geológica de la zona. El gran terremoto del 2011 que causó un tsunami se debió a un aumento en el deslizamiento de las placas por el efecto lubricante de una fina capa de arcillas. Esa falla posee un espesor de solo cinco metros. En comparación, la falla de San Andrés en California tiene varios kilómetros de espesor.

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