Analistas señalan que los mercados bursátiles están inmersos en una fuerte liquidación, con preocupaciones sobre hasta dónde subirán los rendimientos
El mercado de valores de Estados Unidos registró su peor caída en más de ocho meses, al registrar pérdidas en los índices NASDAQ, de -4,1 %; S&P 500, -3,3 %; y Dow Jones, -3,1 % al cierre de la jornada de este miércoles, provocadas por una venta masiva de acciones de tecnología.
Este fenómeno se debe al reciente salto en el rendimiento de los bonos del Tesoro del país norteamericano —que pusieron en duda las elevadas valoraciones de acciones como las de Netflix, Amazon, Apple y Facebook—, aseguran los expertos. Asimismo, concuerdan en que la caída corresponde a una “corrección” en el mercado, probablemente del 5 o 10 %.
Dicho declive también impactó los mercados bursátiles internacionales. Las acciones europeas caían este jueves a un mínimo de más de 18 meses. Las pérdidas en Londres, París y Milán se acercaban al 2% en la mañana, aunque la liquidación no fue tan dramática como la sesión asiática.
El índice amplio MSCI de acciones asiáticas excluyendo Japón bajó un 3,6%, tras tocar su mínimo desde marzo de 2017. Los principales índices chinos se desplomaron más de un 5%.
Esto implicó que el índice MSCI de 24 mercados emergentes estaba teniendo su peor día desde principios de 2016, después de que el desplome de Wall Street en la víspera marcó la peor jornada desde febrero para el índice mundial equivalente de 47 países, publica La Tercera.
Mientras que el índice japonés Nikkei cerró con un declive del 3,9%, su descenso diario más pronunciado desde marzo. El más amplio TOPIX perdió unos US$ 207.000 millones en valor de mercado, cediendo un 3,5%.
La caída en Shanghái fue la más grave desde febrero de 2016 y dejó al índice en su nivel más bajo desde fines de 2014. Las acciones en Taiwán se vieron aún más golpeadas, bajando un 6,3%, mientras que el Kospi surcoreano retrocedió un 3,8%.
Analistas señalan que los mercados bursátiles están inmersos en una fuerte liquidación, con preocupaciones sobre hasta dónde subirán los rendimientos, advertencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre riesgos a la estabilidad financiera y una continuada tensión comercial que están generando incertidumbre.
